Aunque hubo muchos modelos de visores estereoscópicos, uno de los mejores aparatos para contemplar las imágenes dobles fijadas en placas de cristal fue el Taxiphote, patentado a fines del siglo XIX por Jules Richard en Paris. Con un mando situado a la derecha del aparato se podían pasar las placas que estaban sujetas en una especie de carrousel y con otro mando en la parte izquierda se podía regular el enfoque. En una caja bajo el aparato se almacenaban los cristales en cajones de madera. Algunos modelos permitían cambiar automáticamente las placas.