Organiza:
Fundación Joaquín Díaz
Lugar:
Heredad de Urueña
http://www.heredaduruena.com
Canciones, refranes, romances y fórmulas, aprendidas de viva voz pese a la supremacía de lo escrito, se han ido almacenando en nuestra memoria como un tesoro junto a imágenes y relatos legendarios hasta crear con la ayuda del tiempo y la contribución preciosa de la mentalidad (que iba seleccionando y relacionando todo con milagrosa oportunidad), nuestro repertorio. Y en esa palabra, repertorio, habría que incluir todos aquellos temas, musicales o no, que a lo largo de nuestra vida nos han llegado a través de diferentes medios –la voz de nuestra madre, los primeros cánticos con los compañeros de colegio, el trabajo, la radio, la televisión, los espectáculos, internet, etc.- y, por diversas razones nos han causado un impacto estético o emocional. En consecuencia, esas canciones han pasado a formar parte de nuestra existencia y se han grabado en nuestra memoria, condicionando o modificando en ocasiones nuestro propio comportamiento. Una canción pudo entrar en ese repertorio porque su letra o su música nos agradaban, porque el texto contenía algunos elementos que se correspondían o se ajustaban a nuestra concepción de la vida, o bien porque despertó en nosotros antiguos recuerdos o suscitó nuevas posibilidades de afrontar esa misma vida.
Las expresiones populares en las que se menciona el vino (cuentos, leyendas, tratados, creencias, romances y canciones, brindis, etc.) forman, cómo no, parte de ese repertorio tanto por su aspecto lúdico como por otras muchas cuestiones que se abordarán en este nuevo simposio sobre la vid y el vino en la cultura popular.